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Los dioses de la lucha de los 80 se reinventan

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La reinvención de los dioses de la lucha de los ochenta


Posiblemente muy pocos pensarían que hay algo en común entre la ley de la gravitación universal de Newton y actores como Sylvester Stallone o Jean Claude Van Damme. Aparentemente no lo hay pero si indagamos entre las leyes de la física, los principios de acción y reacción y simplificamos todo en algo tan básico como ‘todo lo que sube, tiene que bajar’ encontraremos la conexión entre las tres partes.

Después de haber llenado de puños y patadas la gran pantalla durante casi dos décadas, dos mitos de la lucha han dado un paso atrás para seguir viviendo del cine, de lo que fueron y sin correr el riesgo de ridiculizarse entre guantes y golpes de tibia.

Renovarse o morir es una de las grandes máximas no sólo del cine, sino también de la vida. Y tanto Sly como Van Damme han sabido restañar sus heridas, hacerse (metafóricamente) a un lado y dejar que la vida dentro del cine de acción siga su camino. Sobre tatamis o entre cuerdas y sin ellos dando los golpes pero sí guiándolos.

Nadie esperaba que Rocky Balboa tuviera que subirse de nuevo a un ring casi cuarenta años después de estrenar 'Rocky'. Como tampoco nadie esperaba que aquella corriente de aire que levantó Hollywood sobre la historia de un boxeador amateur que peleaba por un sueño pudiera brillar tanto en los Oscar.

Pero después de aquella honrosa retirada llegó la parte de verdad y llegó 'Creed'. Sylvester Stallone sabía que vestirse de corto había llegado a su fin. Sabía que en los gimnasios su hueco debía ser ocupado por gente más joven y que los laureles del Potro Italiano no volverían a reverdecer pero también sabía que su historia no acababa ahí.

Así ocurrió con el bombazo 'Creed', con la reinvención de un Stallone que paladeó de nuevo las mieles del éxito después de ser un casi proscrito en la Academia. Respetado pero proscrito. Uno de esos tipos a los que se le mira por encima del hombro desde una silla de director, juzgando su carrera en torno al concepto de arte. Y podríamos estar de acuerdo en una parte de ello, quizás en el fondo, pero nunca en la forma.

Sin embargo Sly volvió a brillar y lo hizo delegando. Guardando en su cajón los calzones barraestrellados y dejando que las nuevas riendas las llevara Michael B. Jordan para revitalizar la saga y llenar de boxeo el siglo XXI. No había Balboa pero había 'Creed'.

Algo parecido le pasó a aquel musculado artista marcial de Bruselas. Evidentemente y ni en sus mejores sueños, JCVD alcanzó nunca la fama y el reconocimiento que disfrutó Stallone. Pero tampoco le ha ido mal en un cine sin pretensiones, a pesar de unos cuantos años de travesía en el desierto.

Puede que Jean-Claude Van Damme no sea un actor de método y puede que sus papeles suenen falso y maniqueos. Puede que sólo consistiera en dar patadas pero al igual que Stallone, se ha subido en el carro de renovarse o morir.

Podríamos decir que no saben hacer otra cosa que pelear, más o menos metafóricamente, y es que, a estas alturas de la película, creer que JCVD es Brando o Stallone pudiera ser De Niro, son chorradas que ni yo creería.

Pero ellos tampoco lo creen. Y en esa creencia está la consciencia de saber qué hay que cambiar. Y ambos supieron girar a tiempo. Balboa evolucionó en 'Creed' y 'Rambo' dijo ‘adiós’ a Vietnam para convertirse en 'Los mercenarios'.

Un trance similar pasó JCVD, risas a sus costa mediante con una cinta homónima donde se ríe de si mismo pero que ahora vuelve a sonreír a costa de 'Kickboxer'. No veremos sus puños volar ni a él intentar partir una palmera a patadas pero sí veremos esa esencia.

'Kickboxer: Vengeance' recupera el Kick Boxing clásico de Van Damme adaptado a los nuevos tiempos y tutoreado por él. Sabe que sus patadas ya no llegan tan alto y que su tiempo de tatamis, aunque sea en la ficción, son de otra época. Por eso existe el doble mérito de saber apartarse y aún así, sacar partido a lo que fuiste.

Puede que de nuevo Van Damme y Stallone no sean gente de Oscar. Incluso puede que no estén en la misma página de la historia del cine pero lo que nadie les puede negar es el derecho a pelear por lo que fueron y por lo quieren ser. Sus hazañas no serán cine de culto pero el entretenimiento de decenas de horas no se les puede quitar.

Ese es su mérito, el haber enfrentado el futuro desde el pasado y aún así, haberle vuelto a noquear sin dejar de ser quienes son. Pese a quien pese.
Fuente: Esquire


Rocky Balboa

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