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Paul McCartney escribirá su primer musical, basado en 'Qué bello es vivir' y que se estrenará a finales de 2020



  • Contará con la ayuda del autor de 'Billy Elliot', Lee Hall.


El artista británico Paul McCartney escribirá su primer musical, 'Qué bello es vivir', una adaptación de la película homónima de Frank Capra de 1946 para la que contará con la ayuda del autor de Billy Elliot, Lee Hall, y que se estrenará a finales de 2020.

Así, el ex-miembro de The Beatles se encargará de componer la música y las letras de las canciones, mientras que Hall, guionista de 'Rocketman', ayudará a McCartney en esta labor y desarrollará el libreto del musical, según ha informado el diario The Guardian.

Este proyecto nació de una propuesta realizada por el productor teatral de 'Blood Brothers', Bill Kenwright, que logró comprar los derechos de Qué bello es vivir tras varias negativas de Capra y ofreció a McCartney participar en la adaptación de la película hace tres años.

En este sentido, el músico ha confesado que la idea de escribir un musical no le atraía en un primer momento, así como que fue al reunirse con Hall y Kenwright cuando pensó que podría ser algo "interesante y divertido". Asimismo, ha denominado 'Qué bello es vivir' como una "historia universal con la que todo el mundo se puede identificar".

En la película de Capra, James Stewart se mete en la piel de George Bailey, un hombre que se plantea suicidarse en Nochebuena tras ser acusado de estafar a los clientes de un banco de una pequeña ciudad de Estados Unidos hasta que un "ángel de la guarda" desciende del cielo para enseñarle cómo habría sido el mundo sin las buenas acciones que llevó a cabo a lo largo de su vida, uno de los finales de cine "más sentimentales y satisfactorios".

Así, el filme fue elegido como la "película de Navidad favorita" en Reino Unido, tras los resultados de dos encuestas realizadas en 2018 por Radio Times y los cines Odeons.

Por su parte, Hall ha reconocido que Qué bello es vivir es su película favorita porque "lo tiene todo: comedia, emoción y una humanidad excepcional que ha tocado generación tras generación".

Asimismo, ha confesado que adaptar esta película al teatro es un "privilegio", así como que hacerlo junto a McCartney es algo "fuera de escala", subrayando su "talento único para la melodía y la composición".

McCartney, que ya tiene algunas demostraciones de las canciones del musical grabadas, no ha desvelado nada acerca de las mismas y continúa realizando giras, en las que interpreta sus éxitos en solitario, así como canciones de The Beatles y Wings.
Fuente: 20 Minutos


El músico Paul McCartney anima al público durante una actuación
Fotografía Fiesta Verano 80s 90s 00s

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Sting cancela sus conciertos en Alemania y la República Checa por motivos de salud



  • La web del músico no da detalles de la dolencia del artista.
  • A estas tres cancelaciones se suma la de un concierto en Gante (Bélgica) a principios de semana.


El músico británico Sting, de 67 años, ha cancelado los conciertos que tenía previsto ofrecer esta semana en Alemania y la República Checa por razones de salud, según un mensaje publicado este miércoles en su página web.

"Sting se encuentra indispuesto y bajo las indicaciones del médico", aparece publicado en su página web, sin detalles acerca de la enfermedad.

En concreto, el artista ha cancelado los conciertos que iban a tener lugar este miércoles en Munich, este jueves en el festival Jazzopen de Stuttgart y el viernes en el Jardín del Castillo en Slavkov u Brna, en la República Checa.

Estas bajas se suman a la cancelación de la actuación que iba a tener lugar en Gante (Bélgica) este lunes. "Sting lamenta sinceramente haber decepcionado o haber causado algún inconveniente a los fanáticos", añade el mensaje de su web.
Fuente: 20 Minutos


El cantante Sting suspende varios conciertos por motivos de salud

‘Parchís: El documental’ – Cómo sacarle los colores a un mito infantil



  • Sin ser una exhibición de atrocidades, la película sobre el grupo para niños más famoso del pop español desvela muchos puntos oscuros.


Grupo infantil Parchís

¿Un apocalipsis nostálgico? ¿La demolición de tu infancia, si eres cuarentón? Pues tal vez sí… pero menos. Si bien ‘Parchís: El documental’ dista de ser una colección de anécdotas horripilantes, sí revela que la carrera de ese grupo que enloqueció a los niños durante la Transición estuvo llena de puntos oscuros, anécdotas desagradables y tratos dudosos. Algo que siempre es predecible cuando la ecuación “niños + espectáculo” anda de por medio.

El filme de Daniel Arasanz para Netflix cuenta con testimonios de muchos de los implicados en la trayectoria de Parchís, pero no de todos: entre las ausencias destacan las de algunos niños que se incorporaron al grupo en su última época, y también la del productor Juan Pardo. Aun así, las declaraciones y el metraje de archivo nos ayudan a hacernos una idea de cómo fue pertenecer a este conjunto, creado por la discográfica Belter para sanear sus cuentas, que acabó convirtiéndose en uno de los mayores fenómenos de la historia del pop de habla hispana. Aquí te ofrecemos algunas conclusiones.

La música es lo de menos


Esto ya se lo imaginará la mayoría, pero empecemos dejándolo claro: aunque Parchís grabasen discos por docenas, y aunque temas del grupo como la ubicua 'Cumpleaños feliz' permanezcan en la memoria colectiva, de lo que menos se habla en el documental es de sus canciones. Como recuerda José Viruete, colaborador de CineManía, los temas de los peques estaban mejor producidos que los de muchos grupos españoles de la época, pero eso, según se nos desvela, lleva consigo su pequeño secreto vergonzoso: los miembros más jóvenes de Parchís no andaban sobrados de voz ni de oído, con lo que (como recuerda el productor Josep Llobell) durante las grabaciones se les reemplazaba por actrices especializadas en impostar voces infantiles.

Pequeños salvajes


Parchís

Una de las sorpresas que puede deparar ‘Parchís: El documental’ es el hecho de que Joaquín Oristrell fuese el encargado de pastorear a los miembros del grupo durante sus giras: el director de 'Novios' y guionista de 'Bajarse al moro' se comió el marrón por ser primo de Yolanda Ventura, la ficha amarilla. Oristrell comenta que, cuando contactó por primera vez con Parchís, se topó con un ambiente más parecido a 'El señor de las moscas' que al de algunas de las edulcoradas películas protagonizadas por el quinteto: las habitaciones de hotel en las que pernoctaban los chavales quedaban tan hechas polvo, o más, que las de The Who durante su época más destroyer, incluyendo muebles arrojados por las ventanas y llamadas al servicio de habitaciones para pedir lo más caro de la carta.

Kitsch ochentero a todo trapo


La mayoría de cosas que se cuentan en ‘Parchís: El documental’ no son precisamente bonitas ni divertidas, pero hay algo que sí puede hacerte sonreír: las imágenes de archivo del grupo. De los monos de colores a los disfraces anime (cuando tocaba cantar 'Comando G', claro), el vestuario de la chavalada es como para agarrar un paralís, y hace juego perfectamente tanto con los decorados de los programas de TV en los que actuaban (entre ellos, los recordados 'Aplauso' y 'Tocata') como con el tono condescendiente de los presentadores y periodistas al dirigirse a ellos. Unos presentadores y periodistas cuya indumentaria, claro, merecería capítulo aparte.

¿Sordidez? Sí, pero menos


Yolanda Ventura (ficha amarilla)

Los buscadores de morbo saldrán insatisfechos de ‘Parchís: El documental’. Y no porque la cinta evite mencionar aspectos sórdidos de la trayectoria del grupo, sino porque se niega a describirlos con detalle. Yolanda Ventura recuerda cómo sus padres le aconsejaban que no se quedase a solas con señores en las fiestas de la discográfica. Asimismo, las referencias al alcohol y otros hábitos no aptos para menores existen. Pero, en general, ni se señala con el dedo ni se entra en pormenores. Lo único que queda es la sensación de que el grupo se movía en ambientes incompatibles con una adolescencia (y no digamos con una infancia) feliz.

Dinero, dinero, en mi cabeza constante estás


Parchís. El documental

Según deja ver el documental, la carrera de Parchís tuvo más que ver con un tema de Obús que con 'El twist de mi colegio'. Buena parte del metraje se va en hablar de cuántos discos vendió el quinteto (14 millones) y de las millonadas ingentes que se recaudaron en sus giras por Argentina, Perú o ese México donde Frank Díaz (la segunda ficha azul, tras el abandono de Óscar Ferrer) vivió un amorío teen con Paulina Rubio. Pero, sobre todo, se plantean preguntas acerca de dónde fue a parar ese dinero: los tratos abusivos con las familias, la quiebra de la discográfica Belter (que algunos señalan como fraudulenta) y las particularidades del show business en el país azteca (pistolones incluidos) se unen para formar un relato cuya única conclusión es que muchos miembros del grupo se sienten estafados hoy en día. Y es difícil quitarles la razón.

Los padres, siempre a oscuras


Grupo Parchís en actuación

Salvo un par de excepciones, los padres de los miembros del grupo apenas intervienen en ‘Parchís: El documental’. Así pues, la perspectiva que sobre ellas ofrece el filme acaban resultando ambigua cuanto menos. Por un lado, tenemos las reclamaciones sobre el dinero que dejaron de cobrar. Por otro, Joaquín Oristrell les recuerda apuntándose a las giras de sus hijos como si fueran viajes ‘todo incluido’, firmando contratos sin hacerse asesorar y apartando la vista, hipócritamente, cuando sus hijos trabajaban 18 horas al día o daban conciertos en condiciones intolerables. La madre de Óscar Ferrer (cuyas declaraciones aparecen en la película) fue la única en denunciar esta situación… consiguiendo que tanto la discográfica como los otros padres la diesen de lado, haciéndole tomar la decisión de que su hijo abandonara el grupo.

Tino Fernández: El niño que pudo reinar


Tino - Por primera vez

Según admite él mismo y recuerdan sus compañeros, el cantante principal de Parchís no debía ser un joven de trato fácil. Algunas de sus anécdotas (como esa discusión con su padre que atajó con las palabras “Esta casa la he pagado yo”) recuerdan lo peligroso que es poner a un joven de 13 años en el ojo del huracán mediático. Para colmo, su deserción del grupo puso fin a un posible contrato con Disney que les habría convertido en estrellas internacionales. Y, pese a esto, su trayectoria posterior hace difícil no compadecerle: su carrera en solitario como teen idol en la estela de Pedro Marín o similares fue arrancada de raíz por la quiebra de Belter (y también, para qué engañarnos, porque canciones como 'Por primera vez' causaban sonrojo). Para colmo, a finales de los 90 sufrió un accidente que casi acaba con su vida y a resultas del cual perdió un brazo. Irónicamente, ese siniestro consiguió algo que parecía imposible: que los ex-componentes de Parchís volvieran a hablarse entre ellos.
Fuente: 20 Minutos

Bon Jovi tira de sus clásicos ochenteros y de coros para conquistar a 50.000 personas en el Wanda de Madrid



  • Su líder Jon Bon Jovi sufrió para llegar a los tonos altos pero su fiel público salió satisfecho.


Con sus filas renovadas frente a un repertorio panorámico de 35 años en los que han vendido más de 130 millones de álbumes y han ofrecido más de 2.800 conciertos, Bon Jovi regresaron este domingo a España con un lifiting solo en el aspecto formal para acabar triunfando como siempre con su cara más clásica.

En una gira en la que están midiendo mucho los tiempos entre conciertos para no apurar las fuerzas, la banda ofreció una única cita en el país ante el aforo completo del Wanda Metropolitano, más de 50.000 personas, muchas de las cuales vivieron su anterior actuación en la ciudad, hace 6 años en el estadio Vicente Calderón, cuando la incluyeron sin cobrar un euro en plena crisis económica.

Junto a Jon Bon Jovi y los otros miembros fundadores David Bryan (teclados) y Tico Torres (batería), se presentó una alineación inédita en España integrada por el bajista Hugh McDonald, el multiinstrumententista Everett Bradley, el coproductor y compositor John Shanks y el guitarrista Phil X. "Nos hemos convertido en un nuevo y rejuvenecido grupo", prometía su líder en nota de prensa, una premisa que han intentado trasladar también al repertorio, no con un repaso intenso de su último álbum, 'This house is not for sale' (2016), sino con un cribado de casi toda su discografía desde la publicación de 'Bon Jovi' (1984), incluidos cortes de las menos exitosas últimas dos décadas.

Muy poco han tardado sin embargo en confiar en los grandes hits de los años 80 y primeros 90, pues tras el arranque con el corte que titula su último álbum, Bon Jovi encadenó 'Raise your hands', 'You give love a bad name' y 'Born to be my baby', de sus celebrados álbumes 'Slippery when wet' (198) y 'New Jersey' (1988), que un tour más se han convertido en un importante granero de canciones.

Eso fue tras un arranque puntual, a las 22.00horas de la noche, con un escenario menos artificioso que el frontal de buick de la vez anterior e integrado por tres colosales pantallas en las que proyectaron imágenes de Madrid que el público celebró como si se tratara de otro de los éxitos de su carrera. "¡Buenas noches, Madrid, es bueno estar de vuelta!", exclamó Jon Bon Jovi en español, para más júbilo de los asistentes que, como en anteriores conciertos en el Wanda Metropolitano, sufrieron una acústica borracha que hacía imposible no ya disfrutar de todo el empaque eléctrico y distinguir matices, sino las palabras que se cantaban.

Jon Bon Jovi estuvo alarmantemente falto de voz. Una dificultad resuelta con oficio vocal y con esas estudiadas poses de estrella y esas blanquísimas e irresistibles sonrisas que regala con la confianza de quien se sabe poseedor de un atractivo deslumbrante. Incluso algunas pistas de voz pregrabadas para apoyar también sonaron por ahí, convenientemente camufladas entre los coros de sus escuderos y los siempre necesarios aullidos del público disfrutón que prefiere cantar a escudriñar.

Un público lógicamente también más mayor y comprensivo, que perdona las carencias derivadas de la edad y que, después de pagar entradas desde 60 hasta 180 euros —las más cercanas al escenario—, incluso obvió como pudo la 'acústica cáustica' de este Wanda en el que ganar o perder dependió de la ubicación de cada cual.

Sin perder espíritu de júbilo en el ritmo del concierto se plantaron en el siglo XXI para interpretar temas tan recientes como 'Rollercoaster' o 'Lost highway', aunque sus seguidores les demostraron con creces demandar mucho más aquellos temas "de hace 20 años, cuando llevaban el pelo largo", como 'Runaway', cuya singular secuencia inicial al sintetizador interrumpió como un rayo.

Ahí parece radicar el bálsamo antienvejecimiento de esta banda, que mantiene la fuerza en cortes relativamente recientes como 'Have a nice day', de 2005, pero que echa chispas a las cuerdas ante hits como 'Keep the faith', de 1992, que pese al tiempo transcurrido mantiene el tipo tan bien como Jon Bon Jovi, aún peinando canas a los 57 años de edad, no tanto como sus agudos. Para tomar aire, en el tramo cuyo guion suele variar según el concierto, esta vez se decantaron por las románticas 'Amen', teñida en azules, y 'Bed of roses', en rojos, otra compensación llegada desde el siglo pasado que fue recibida con suspiros al inicio y un mar de aplausos al final.

El canto efervescente colectivo regresó con otras dos explosiones de nostalgia: 'Blood on blood' y, justo después, 'It's my life', su último gran éxito planetario ya en la bisagra del cambio de la pasada centuria, tras los que han introducido 'Bless this mess', tercer y último corte extraído de 'This house is not for sale'. A partir de ahí y de forma definitiva, el concierto tomó una vía directa a través del tiempo hacia la meta ganadora, entre la épica desértica de 'Wanted dead or alive', el punto góspel y comunal de 'Lay your hands on me', 'I'll sleep when I'm dead' y, sobre todo, con 'Bad medicine', un aparente colofón a dos horas de viaje energizante y bien distribuido al que aún le quedó gasolina para 'I'll be there for you' y, cómo no, 'Livin' on a Prayer'.
Fuente: 20 Minutos


La banda Bon Jovi, durante el concierto de su gira 'This house is not for sale' ofrecido en el Wanda Metropolitano, en Madrid
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