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Cifras de los Festivales en España

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Festivales en España: cifras al son de la música



  • Tras un desierto en cuestión de festivales, en los 90 se produjo un boom en España, con el nacimiento de Sónar en Barcelona y de Festimad en Madrid.
  • Hoy ya se supera el centenar de propuestas festivaleras distribuidas por la costa mediterránea y núcleos urbanos como Barcelona, Madrid o Bilbao.


En 2014, 1.385.000 espectadores pasaron por los nueve festivales más multitudinarios de nuestro país

La crisis económica y nuestra subida del IVA cultural han hecho mella en el público

Sólo los que ronden los 40 tacos (o los superen) recordarán cuando España era un desierto en cuestión de festivales de música. En los años 90 se produjo el boom: en 1994 nacían el Sónar en Barcelona y el Festimad en Madrid, un año después llegaba el Festival de Benicàssim, y el siguiente, el Contempopránea a Alburquerque (Badajoz) y el Viñarock a Villarobledo (Albacete). Un suma y sigue que ya no cesó.

Antes de aquello hubo alguna prueba piloto: el Festival de Canet entre los años 1975 y 1978 en la localidad catalana de Canet de Mar, el ya extinto Espárrago Rock por tierras andaluzas en 1989… Hoy, sinceramente, cuesta imaginar ese silencioso panorama en un país que, unidad para arriba unidad para abajo, supera ya el centenar de propuestas festivaleras distribuidas principalmente por la costa mediterránea y núcleos urbanos como Barcelona, Madrid o Bilbao.

Una importante herramienta de promoción


Según un comunicado de la Asociación de Promotores Musicales APM –principal representante de la industria de la música en vivo que unifica al 80% de los promotores privados–, publicado tras la temporada de festivales de 2014: un total de 1.385.000 espectadores pasaron por los nueve festivales más multitudinarios de nuestro país durante los meses de Julio y Agosto. Esto representa un 3% menos respecto al año anterior (unas 42.000 personas), aunque sigue quedando claro que los festivales son uno de los motores principales de la industria del directo y una herramienta de promoción económica y turística importantísima para cada pueblo o ciudad que acoge uno de ellos. Por poner dos ejemplos, el Primavera Sound y el Sónar de Barcelona estimaban en 2013 que generaban por edición a la ciudad 65 y 60 millones de euros, respectivamente.

Ese Top Nine de espectadores incluye, obviamente, nombres de festivales veteranos, pero ojo, ninguno de ellos ocupa los tres primeros puestos, que corresponden a festivales más noveles o atípicos. A la cabeza, el Arenal Sound de Burriana (Castellón), que con tan solo cuatro ediciones a sus espaldas alcanzó los 250.000 espectadores gracias a la afluencia masiva de público joven comprendido entre los 18 y los 28 años y mayoritariamente español (90%).

Con la misma cifra el Rototom Sunsplash, el mayor encuentro reggae de Europa, que llegó a la localidad de Benicàssim en 2010 tras una larga andadura en el pueblo italiano de Osoppo. A pesar de estar dedicado a un estilo musical muy concreto y de no contar con patrocinador, se ha convertido en todo un fenómeno dentro de nuestras fronteras.

En el tercer puesto, otro caso curioso: el del Viñarock, un festival que tras sufrir innumerables altibajos y alcanzar unas cifras desastrosas en 2007 (tan solo 20.000 espectadores diarios) ha sido capaz de renacer cual ave fénix y situarse en los 200.000 espectadores en su última edición. Detrás de ellos: el Primavera Sound con 190.000, el FIB con 120.000, el Sónar con 110.000, el BBK Live con 120.000, el Low Festival con 75.000 y el SOS 4.8 con 70.000.

Expectativas del espectador


Pero ¿cuáles son las expectativas del espectador a la hora de decidirse por una u otra cita musical? Según una curiosa y muy interesante encuesta realizada por la web de la revista NME (New Musical Express) entre 2.000 habituales a festivales británicos, solo el 45% afirmaban asistir por razones meramente musicales. El resto priorizaban estar con amigos, disfrutar del ambiente o hacer algo que no suelen hacer en su vida corriente.

Más datos reveladores: el 25% aprovechaban su estancia para acostarse con un desconocido, el 21% consumían drogas y el 13% se enfrascaban en alguna pelea. La encuesta también aclaraba que la edad media de los asistentes a estos festivales rondaba los 35-38 años y que el gasto medio de estos era de unos 500 euros por persona.

A pesar de ser datos del Reino Unido, todos ellos dan credibilidad a una realidad que también se manifiesta en nuestro país: la crisis económica y nuestra subida del IVA cultural han hecho mella en el público, provocando que los principales festivales toquen techo en número de asistentes (no olvidemos que el precio medio de un abono para el FIB, Sónar o Primavera Sound ronda los 160-195 euros) mientras que crecen aquellos que han sabido captar a un público más joven (y especialmente afectado por el paro) gracias a precios low cost que rondan los 60-80 euros (como es el caso del Arenal Sound, el Low Festival en Benidorm o el SOS 4.8 en Murcia).

Público maduro vs. público juvenil. Un duelo que también se pone de manifiesto en las estrategias de cada festival a la hora de elaborar sus carteles. Mientras que los ‘festivales maduros’ atraen a sus potenciales espectadores con el gancho de la nostalgia (basta con echar un vistazo a los cabezas de cartel de este 2015: L7 en Azkena Rock, Spandau Ballet en Pedralbes, Duran Duran en Sónar, The Jesus and Mary Chain en BBK Live, Blur en Benicàssim o Patti Smith en Primavera Sound), los ‘festivales jóvenes’ buscan su espacio con artistas más modestos o novedosos y ganchos más lúdicos como las playas y piscinas.
Fuente: 20 Minutos


Festivales en España

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