Empezó su trabajo como humorista gráfico en la revista universitaria salmantina llamada —en honor a la obra de Hesíodo— Trabajos y días, que surgió al socaire de las tertulias sabatinas de la Exedra. Más tarde publicó en La Codorniz y en Hermano Lobo. Según su autobiografía, el éxito en los escenarios le llegó en 1951, cuando actuó en Madrid como espontáneo en el teatro de Fontalba, donde contó un improvisado monólogo sobre su experiencia como voluntario en una guerra. En la década de 1950, actuó en la radio.
En 1962, se «exilió» según sus palabras «por un empacho de dictadura» y fijó su residencia en la ciudad argentina de Buenos Aires. Allí puso en marcha una compañía de teatro y en México la revista satírica La gallina y también se destacó por sus actuaciones unipersonales en el programa Sábados Circulares. Realizó varias giras por toda Latinoamérica; en Venezuela, participó en el programa de humor Radio Rochela en Radio Caracas Televisión, invitado por Tito Martínez del Box, y desde 1977, actuó también por España, a donde regresó definitivamente en 1985.
Además de trabajar en los guiones de El Ceniciento y El hombre que viajaba despacito, Gila tomó parte en el de la película de animación de 1979 Historias de Amor y Masacre, dirigida por Jordi Amorós, con guion de Gila, Chumy Chúmez, Ivà y Jaume Perich, y con dibujos de todos ellos.
El modo más frecuente de expresar su humor era mediante diálogos figurados —en realidad, monólogos— al teléfono, cuyo costumbrismo ingenuo tocaba a veces con el surrealismo. Cabe destacar que no utilizaba palabras malsonantes o polémicas. En sus fingidos diálogos telefónicos, tenía una muletilla que se ha hecho famosa: «¡Que se ponga!».
Falleció en 2001 en Barcelona, a causa de una insuficiencia respiratoria debida a una enfermedad pulmonar crónica que sufría.
Fuente: Wikipedia
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